De pronto, las palabras se transformaron en ecos, las figuras en sombras y las certezas se desintegraron hasta transformarse en cenizas, para luego desaparecer arrastradas por el viento. Todo lo que existía se transformó en nada, quedando al centro sólo un socavón del que pronto comenzó a brotar furioso un cúmulo inagotable de preguntas...