“Soltera otra vez”... Otro furor
televisivo, en mi opinión, insufrible. La he intentado ver dos veces porque me dijeron que
era divertida, pero está tan mal actuada y la encontré tan caricaturesca que me
dieron espasmos estomacales de vergüenza ajena y no pude terminar de verla.
Me dediqué a alegar harto con
amigas y amigos diciendo que la porquería de teleserie ridiculizaba a la mujer soltera
de treinta y tantos, que era burda, ridícula, irreal y patética. Pero luego de las
pocas semanas que llevo de vuelta en la condición de soltera, debo admitir que,
disculpándome de antemano con mis pares, tal vez me equivoqué.
La realidad es, al parecer un
poco parecida a la de la teleserie. En algunos medios de la soltería se respira
un ambiente de desesperación, tanto en hombres como en mujeres. No digo que esté mal
que las personas quieran encontrar pareja, todo lo contrario, me parece muy bien, porque estar en pareja puede ser muy lindo y agradable. Pero las
condiciones "carretísticas" actuales de la soltería no me gustan. Estuve sólo cinco meses fuera de estas
pistas y siento que la cosa ha cambiado y no para bien.
No quiero caer en estereotipos (aunque inevitablemente siempre lo hago),
pero el fenómeno de conocer personas del sexo opuesto está siendo poco natural, al menos a mi edad. En el caso de
los hombres es algo diferente, porque en general tienen más permiso social para
ser jotes y son menos juzgados que las mujeres, así es que ellos nunca son
tema, aunque salgan a bailar sólo para "agarrarse" a alguien, aunque se tiren encima
de la primera mina que les parezca un poco atractiva o aunque su meta sea al
menos un touch and go por salida.
Las mujeres son las más juzgadas,
sobretodo desde cierta edad para adelante, se piensa que todas quieren casarse
y tener hijos (aunque reconozco que en muchos casos es así y no tiene por qué ser algo malo, quienes quieren ser madres lógicamente se preocupan por su reloj biológico). Por otra parte, las féminas que se comportan como los jotes son tachadas,
incluso por las mismas mujeres, de “maracas”, término claramente más fuerte y
dañino que el primero, entre otros juicios y prejuicios.
Muchos piensan que la soltería no
es una opción, sino una condición generada por dificultades, trancas o cosas
por el estilo, sin tomar en cuenta que para estar en pareja se necesitan muchísimas condiciones
difíciles de coordinar, que cuando no fluyen, simplemente no fluyen. Se requiere, como primera condición que a uno le guste alguien que esté
disponible y que al mismo tiempo se interese en uno. Que ambos sean capaces de
demostrarlo de un modo adecuado para que alguno de los dos dé el paso necesario
para comenzar una relación... Y por supuesto, que pasado el período del
ahuevonamiento, más comúnmente llamado enamoramiento, ambas escobas, ya menos
nuevas, sigan barriendo bien. Nada fácil, sobretodo cuando uno es medio exigente.
Volviendo al tema anterior, conocer
personas se ha vuelto poco natural. Hablando en este caso sólo de las mujeres, y que me
perdonen mis pares, porque no es un juicio, sino más bien, una descripción, algunas que conozco, por ejemplo, salen sólo de a dos o máximo de a tres, porque dicen que en grupos mayores los hombres no se acercan y eso implica,
obviamente, excluir a algunas amigas de los carretes. Otras, salen
pero se desaniman a priori en algunas situaciones sociales que implican interacción hombre/mujer, pensando que siempre
habrá otras mujeres más atractivas que ellas y, consiguientemente, dando una
imagen de desánimo y desinterés, olvidando que si se quiere conocer a alguien, mucho hace la actitud. Algunas salen a carretear con el objetivo de conocer a alguien y, cuando no lo logran se
frustran y lo pasan mal. Otras, se comportan como asesinas, poniendo el ojo y
la bala en el hombre que les interesa y pobre de la que ose acercarse. Este fin
de semana, por ejemplo, tuve una anécdota con eso. Me fui de tirón de brazo y
amenaza, por parte de la amiga de una amiga, por el sólo hecho de conversar con
un sujeto que, sin yo saber, había sido capturado por su ojo asesino unos minutos antes. Mientras
yo conversaba animadamente, sin ningún interés más que socializar, ella me tironeó el brazo y me dijo en tono violento –“¡Ni se te ocurra!... ¡Pobre de ti!...
¡Ese hueón es mío!”... Sinceramente, nunca me había pasado algo semejante. De haber sabido que ella se lo había apropiado con sólo mirarlo, nica me acerco. ¡Que gran poder de adquisición tienen algunas!
La cosa está dura... Violenta y
exageradamente estratégica. Me gustaría volver a los tiempos en los que se
salía a bailar por bailar, en los que uno conocía gente sin pensar en la
intención que había detrás, en los que las amigas no la excluían a una de los
carretes por constituirse como un número más y en los que no era necesario
tener acompañante para los matrimonios porque mucha gente iba sola y siempre había alguien con quien bailar.
quien es la amiga de la amiga? nadie!! Y si tu amiga tiene esa amiga huye de ambas!!
ResponderEliminarferoz el panorama.