Siempre he considerado que las
redes sociales son un arma de doble filo. Facebook es aquella con la que más
relación tengo y la que más conozco, pues me ha sido útil y entretenida durante
varios años, pero al mismo tiempo, me genera ciertas aprehensiones.
Facebook es como una especie de
tribuna para publicar los propios pensamientos y opiniones, intentar
sensibilizar a las personas con aquellos temas que uno considera importantes, compartir
ideas, entregar información, conseguir datos, favores, cooperación en algo, organizarse
con otras personas, vender, comprar, publicitar, etc. Al mismo tiempo es una
vitrina, a través de la cual podemos conocer cómo piensan los demás, reírnos de
sus chistes, enterarnos de noticias, eventos, conocer iniciativas de otros, aprender, conocer productos y ofertas, etc. Pero
también es un espacio para socializar, para “comunicarse” con o “saber” de
personas importantes en la vida de uno y con las que, si no fuese por esta
herramienta, no se tendría contacto alguno, no porque no resulten interesantes,
sino por el simple hecho de que en la vida sin facebook, uno no tendría el
tiempo, la energía ni la memoria para estar en contacto y, en cierto modo,
cumplir adecuadamente la labor de amigo con tantas personas a la vez.
He ahí la trampa. Las redes
sociales generan una ilusión de cercanía que en ocasiones está lejos de ser
real. Sentimos como si supiéramos lo que le pasa a este u otro personaje,
pensamos que los demás leen y se interesan en lo que publicamos, creemos que
tal o cual persona se queja mucho, sin darnos el trabajo de saber
por qué razón se queja. Nos reímos de las bromas y chistes que publican otros, ponemos caritas tristes en los comentarios tristes, sin a veces detenernos a hacer un llamado para saber qué le pasa a la persona y, preguntándoselo, con suerte, a través de un mensaje... Probablemente
porque revisar el facebook, puede llegar a parecerse a hojear una revista
escrita por personajes de los que uno tiene un conocimiento superficial.
La gran pregunta para mí es ¿Facebook
facilita la socialización o la limita?.. Es una pregunta simple, pero interesante
que, probablemente muchos nos hemos hecho en algún momento y de la que me
encantaría recibir opiniones.
Particularmente, hoy yo pienso que esta herramienta hace ambas
cosas; por una parte facilita el contacto, permitiéndole a uno saludar para el
cumpleaños, dar buenos deseos, quejarse, tirar una talla, dar un consejo, unirse en una cruzada importante, cooperar con iniciativas interesantes o útiles, contar lo que uno está haciendo, publicar una reflexión, canción, poema, foto o
lo que sea que a uno le haga sentido. Viéndolo fríamente, es como tirar cosas importantes
al viento (con unas pocas tecleadas) y si alguien las agarra... Las agarra. Además, hay que tomar en cuenta que Facebook hace posible
establecer relaciones superficiales con muchas personas a la vez, algo que es
una gran cosa en estos tiempos en los que la norma es “mientras más, mejor”.
Pero, por otra parte, limita el
contacto y la socialización cara a cara, persona a persona o, por último, voz a
voz. El saludo de cumpleaños por facebook, la pregunta rápida de “¿Cómo va tal
cosa o esta otra?... ¿Cómo estás?... ¿En qué ha andado tu vida?, al parecer lo exime
a uno de llamar por teléfono e incluso, en ocasiones, de la necesaria visita.
Al respecto, he pensado
últimamente que a veces extraño los llamados, sobretodo los teléfonos fijos que permitían
hablar largo y tendido sin la aprehensión de saber que estás hipotecando un ojo en cada minuto (cuando uno no está precisamente paseando entre vacas
gordas). Extraño todo eso tanto, como mi propia capacidad de llamar sin sentir que
aquello es un esfuerzo.
¿Alguien se ha preguntado cómo
nos moveríamos sin Facebook, twitter, Wassap (¿O se escribe Whatsup?) y Messenger,
hoy en día?... ¿Cuántos cumpleaños se nos olvidarían sin la
página de inicio de Facebook que nos los recuerda? ¿A cuántas de las personas que actualmente
les hablamos, saludamos y les hacemos comentarios, seguiríamos llamando o
visitando? ¿Cuál sería nuestra tribuna?.. ¿Iríamos a predicar nuestras ideas y
a colgar afiches en las calles?... ¿Nos quejaríamos en persona? ¿Cantaríamos a
otros las canciones que nos gustan? ¿Relataríamos los videos que hemos visto o
invitaríamos a nuestros amigos a la casa para verlos juntos?
En fin, como dicta el dicho popular “En la
cancha se ven los gallos”... Mi duda es... ¿Si la cancha es virtual, los gallos también lo
somos?
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